jueves, 27 de marzo de 2008

La pereza engendra el mal; es más fácil odiar que querer (F.Akin)

Ya nos daba alguna pincelada Erich Fromm cuando opinaba que 'el hombre contemporáneo es más bien como un niño de tres años, que llora llamando a su padre cuando lo necesita, o bien, se muestra completamente autosuficiente cuando puede jugar'.
Parte de la obra de Fromm: El arte de amar inspira al director y guionista turco Fatih Akin, que presenta la continuación de ‘Contra la Pared’, titulada ‘Al otro lado’. En ella, el contraste de los valores más identitarios y su presente tendencia al europeísmo quedan retratados a través de dos historias entrelazadas.
‘Al otro lado’ consta de varias escenas y el director les ha puesto título, hecho que, teóricamente, facilita la comprensión del espectador y que en cierto modo puede parecer superfluo e injustificado. Pero el contenido de esta etiqueta nunca puede intuirse o desvelarse hasta los últimos segundos previos al cambio de historia. Para ello, el director ha manejado con lucidez las continuas transiciones en el tiempo y, de este modo, encabalgar de improviso la sucesión de los acontecimientos. Esta continuidad intermitente ha conseguido romper cualquier esquema presentido por el espectador.
No es necesario haber visto ‘Contra la pared’ para deducir ‘Al otro lado’. No obstante, esta última queda literalmente cortada, como si segunda y tercera parte fuera una misma película. Por lo tanto, una no será apreciada sin la otra y viceversa.
La música, plenamente ubicativo-ambiental, nos acerca a Istambul, ciudad en que se desarrolla la mayor parte del film. Las imágenes hablan y son ruptura por sí mismas. Sin necesidad de palabra, dejan patente la fractura étnica entre países y personas, más conocida como el 'choque de civilizaciones’ o 'choque de intereses' que simbolizan la dualidad entre Oriente y Occidente
Actualmente, Turquía es boicoteada porque discrepa de los valores y las costumbres occidentales. Su ingreso en la UE representa la apertura del mundo islámico a Europa.
Únicamente Akin, nacido en Hamburgo y de padres turcos, podía reflejar de cerca estas desavenencias (de vivencia propia) entre sistemas, no sólo formalmente (como se aprecia en aspectos jurídicos y administrativos), sino cuando acoge un tema tabú en el mundo islámico como es el lesbianismo.


viernes, 14 de marzo de 2008

En la cúspide del elitismo

El pasado lunes hablábamos sobre la progresiva atomización de los medios de comunicación. Dicha escisión se generaba debido a la confusión entre el ocio- entretenimiento y la cultura de masas. Las noticias culturales de rigor pasaban a formar parte de las secciones de ocio. Finalmente, la mezcla resultó, sencillamente, desoladora. Nos enfrentamos a una degeneración de lo que se puede considerar ‘cultura’.
‘El Cultural’ es un suplemento que se define a sí mismo como: ‘una revista de cultura independiente y plural, que se distribuye todos los jueves con el periódico español EL MUNDO. Proporciona una opinión rigurosa y libre de literatura, arte, teatro, cine, música y ciencia, de la mano de críticos y especialistas de reconocido prestigio internacional’.

Prácticamente todos los medios de comunicación ya disponen de un suplemento digital o impreso que se distribuye semanalmente y se actualiza sin demora. Sin embargo, pocos son los que se esmeran en contar con las fuentes pertinentes y necesarias para realizar un producto de calidad. Por lo que respecta a ‘El Cultural’, es interesante la profesionalidad de algunos de sus redactores, pero no tiene en cuenta a los testimonios, miembros partícipes de cualquier producto cultural. ¿Por qué silenciar a la opinión pública o la voz de un testimonio decisivo?
Elitismo en su máxima expresión. Rousseau ya nos anunció en su momento que la opinión pública venía impuesta desde arriba. Este axioma se ha ido desgranando a lo largo del tiempo y nos ha conducido, entre otros, a suplementos jibarizados de contenido. En definitiva, el auge de la cultura de la superficialidad, del espectáculo, del turista, de los falsos pitagorines, de la propaganda, de la guerra, del dinero, del resignado lector que engulle sin digerir.
Al fin y al cabo, ya todo acaba siendo lo mismo: ‘Cultura’.

miércoles, 12 de marzo de 2008

El ‘arte’ de la alienación


En un mundo donde la objetividad es subjetiva, la concepción artística de cada uno puede tener un abanico de disquisiciones. Aunque parezca contradictorio, la ‘cultura’ Kitsch incluye un repertorio de instrumentos y signos de la cotidianeidad que son deformados para la implantación de una realidad de lo más fantasmagórica. Esta huída de los convencionalismos sociales no es ninguna novedad. Los autores del ‘arte’ Kitsch no crean, sino disfrazan, transforman y desdibujan algo ya estipulado, algo que ya está tratado, porque actualmente, ¿qué no lo está?
Frente a esta nueva disposición, que algunos denominan ‘cultura de la chatarra y de la reliquia’, se plantea la controversia entre lo que es Arte y lo que es Kitsch; dicotomía íntimamente asociada a intereses clasistas.
Focalizando algunas obras Kitsch, el estilo es, sin duda, inconfundible, su infinidad de detalles y colores no pasan de inadvertidos. Todos ellos completan un cuadro rocambolesco que a menudo puede rayar el mal gusto. Pictóricamente, algunos pueden recordar un Rubens de primera etapa, sin embargo, no está tan clara la finalidad artística. Sólo que existe una ‘actitud Kitsch’, término que introduce el sociólogo francés Abraham Moles, una ‘actitud propia de la sociedad de consumo’ que todos sabemos que produce pingües beneficios...Pero, ¿y qué no resulta económicamente interesado? Es cierto que la diversidad de estilos enriquece nuestro concepto de cultura, no obstante, a veces haría falta plantearse si algo está hecho por amor al arte o simplemente es arte.





El interés por la periferia

Espacio libre

Jueves 6 de marzo a sábado 5 de abril de 2008

De 16.00 a 20:00 hrs
Espai Ubú
Plaça Prim, 2 bajos
08005 Barcelona
Entrada libre

Zeitraum (en alemán 'espacio libre') da título al ciclo de proyecciones del alemán Thomas Köner que presenta el Instituto Goethe de Barcelona. Reconocido como una figura mediática dentro del arte digital y después de presentar trabajos como Banliue da Vide, Suburbs of the Void o Nuuk, Köner nunca ha perdido su interés por la periferia, por recorrer los espacios más recónditos, cínicos y sombríos de la humanidad. Como compositor de música relaciona sus canciones con elementos visuales.

A priori compuso música para escenas cotidianas de películas mudas, y poco a poco fue formando un nuevo lenguaje visual. Este enlace entre música e imagen genera en el público una 'impresión audiovisual eterna'.

domingo, 9 de marzo de 2008

La forma de fer les coses



Ficha técnica


> Dirección del montaje: Julio Manrique (en base al guión de Neil LaBute)
> Ayudante de dirección: Norbert Martínez
> Intérpretes: Mireia Aixalà, Cristina Genebat, Xavi Ricart i Marc Rodríguez
> Escenografía: Lluc Castells
> Vestuario: Maria Armengol
> Caracterización: Ignasi Ruíz
> Iluminación y sonido: Jaume Ventura y Dani Aznar
> Video: Iván Carrero



Duración: 1 hora y 40 minutos
Precio: 10-19 €. Venta anticipada: http://www.telentrada.com/ y oficinas Caixa Catalunya.
Pases : M,X,J,V,S, 21:00 D, 18:30
Localización: Teatre lliure - Montjuïc


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Banales y maleables

¿Hasta qué punto el arte debe respetar la integridad de una persona? ¿Existen fronteras artísticas entre la intencionalidad real y la inocua necesidad de llamar la atención?
‘Tú estás a dos pasos de coger a bebés, convertirlos en lámparas y llamar a eso instalación. Para que el arte exista, tiene que haber una línea, una línea que no se puede cruzar...’
The shape of things
, de Neil LaBute es uno de los textos cinematográficos más maliciosos, perspicaces y destructores que Julio Manrique ha recuperado y puesto en escena. El Teatre lliure acoge la performance bajo el título La forma de les coses, que permanecerá abierta al público desde el 7 de febrero hasta el 9 de marzo de 2008.
Tras su debut como director en Els boscos, de David Mamet, Julio Manrique nos demuestra cómo las personas podemos llegar a ser gobernadas como simples marionetas, aquellas que intentan simular un movimiento autónomo pero no lo consiguen por sí mismas.
La ceguera coetánea por la estética, el envoltorio, o la misma ‘forma’ de las cosas se hace patente en una tragicomedia que manifiesta con solvencia el arte como arma blanca de manipulación. Tanto es así, que la intimidad de una persona puede ser usada como un ingrediente esencial ante cualquier proyecto artístico.
El interés por el audiovisual, los efectos sonoros y la simulación de la escena en cámara lenta son algunos de los elementos que más aproximan el teatro al mundo del celuloide.
La lucha contra la inseguridad, ese ‘qué dirán’ que nos espanta e impide ampliar nuestra capacidad de decisión, se muestra como hilo conductor en el diálogo entre personajes.
En efecto, el mundo está lleno de contradicciones que debemos afrontar de un modo u otro. Y aunque dejemos que los demás actúen primero y así poder pisar después sobre tierra firme, es imprescindible que de vez en cuando cada uno pueda imponer su criterio como miembro de una sociedad, por muy desigual que sea. La forma de les coses nos recuerda con crueldad y sordidez aquello que realmente somos. Del mismo modo, denuncia la pasividad y el egoísmo de una sociedad narcisista.
En palabras de Neil LaBute: “De una buena relación resulta una historia de mierda. La pieza fundamental para la construcción dramática es el conflicto. Has de lanzar a las personas unas contra otras. Este es, de hecho, mi trabajo: buscar formas de estropear un día perfecto […] el público es muy indulgente y por eso me divierte ver hasta donde puedo llegar antes de que decida serlo y no me perdone más. Me gusta forzarlo, porque han venido al teatro, tienen pasta y seguramente viven la mar de bien. Les conviene una buena saqueada de vez en cuando”.